«There was a time
When I was so broken hearted
Love wasn’t much of a friend of mine»
Llevaba cerca de un cuarto de hora ahí parado, nunca le habían inspirado demasiada simpatía las paradas de autobús por el simple hecho de que se le antojaban lugares antinaturales además de fastidiosos.
Esto último debido a la absoluta pérdida de tiempo que suponía el estar esperando haciendo absolutamente nada. Que podría hacerse algo, pero no se hace, y quién diga que sí miente ya que, como había comprobado en multitud de ocasiones, la gente estaba bastante más pendiente de lo que pensaran el resto de futuros compañeros de viaje que de hacer algo productivo en esos minutos irremediablemente perdidos. De ahí lo de antinatural, nadie en su sano juicio se pararía a tan corta distancia de otro ser humano callado, quieto, sin ninguna intención real de establecer cualquier tipo de vínculo. Así que ahí estaba él, analizando a cada triste personita de la parada, todos preocupados en mantener una postura despreocupada y continuamente ocupada para no intercambiar ni una fugaz mirada entre ellos, no fuera a ser que a alguien le diese por entablar conversación. Estaba el adolescente con su patín mirando continuamente el móvil, bloqueando y desbloqueando, con mas de 200 whatsapps que parecía no tener intención de abrir; la madre de familia que llevaba un par de bolsas de la compra que abría y cerraba como si tuviese el presentimiento de haber olvidado algo, nunca lo sabría, pensó él, si ni siquiera se molestaba en mirar dentro de la bolsa; la pareja de ancianos que parecía haberse dicho todo lo que tenía que decirse y ahora se limitaba a hacer algún comentario criticando el «tremendo calor que hace» por que claro, «¿Qué vamos a dejar para agosto?» como si ellos decidiesen el tiempo que iba a hacer con la única intención de quejarse y quejarse, aunque la crítica se podría haber hecho en caso de que lloviese, nevase, tronase… en verdad tenían para todas las épocas del año.
Miró el reloj de pulsera que Claudia le había regalado por su cumpleaños un par de meses después de que este tuviera lugar «¿A que ahora te hace más ilusión?» había dicho. Siempre estaba pensando en tirarlo. Las 11:45. Según el horario debería haber pasado a las 11:30. Por suerte había decidido salir con tiempo, unas seis horas antes, a esta llegaba seguro.
Mientras el autobús no pasaba seguía llegando gente a la parada. Algunos corriendo ¡iban a perder el bus! al verla a rebosar aminoraban la marcha y al llegar ya tenían la misma expresión apática que, suponía, él mismo exhibía. Ahora había una mujer joven con un bebe que no dejaba de berrear, menudo viajecito les esperaba, un hombre serio, de negocios, aunque… ¿negocios un sábado? pensándolo bien él mismo podría pasar por un hombre de negocios en ese momento, ahí parado con traje de chaqueta y pantalón a cuarenta grados a la sombra mirando fijamente a todo el mundo. De pequeño su madre solía bromear con la inquietante manía de su hijo: No puedes mirar así a la gente decía, ¡les asustas! él siempre contestaba igual, ¿si no quieren que les miren por qué se ponen guapos? diplomática respuesta, ahora no contestaría de la misma forma aunque no por eso dejaba de ser un argumento vali¡Por fin! El bus. Los ya no tan desconocidos que habitaban su parada comenzaron a buscar frenéticos sus bonos trasporte, y eso que llevaban ahí más de media hora. Típico, estaban demasiado ocupados para haberlo buscado antes. Él por el contrario lo tenía en la mano desde las 11:12 por lo que entró de los primeros en el bus, junto con los que llegaban corriendo sin poder creerse su buena suerte, el 492 pasaba cada hora. El chaval que había subido antes de él dio las gracias al conductor por llegar tarde mientras el anciano con complejo de meteorólogo entraba preguntando a gritos por el libro de reclamaciones, él no pudo más que reírse y pasar su abono. Se sentó en la parte de atrás, justo donde el bus aumentaba de altura, al lado de la ventana. Desde ahí se veía todo y a su vez tenía un deje de intimidad que le gustaba. Uno por uno fueron entrando sus compañeros de espera hasta que por fin terminaron de pasar y el conductor pudo cerrar las puertas y arrancar. Entonces se dio cuenta de que había olvidado su maletín, saltó como un resorte y corrió gritándole al conductor que parase. Tras una pequeña discusión sobre la importancia de la puntualidad cuando trabajabas como conductor de autobuses y una unánime mordida de lengua por parte de, prácticamente, todo el autobús con el fin de no recordarle que había llegado casi media hora tarde, el conductor detuvo el vehículo y él pudo bajar a por sus gráficos. Bajó, cogió el maletín que por suerte seguía allí y cuando volvía corriendo hacia la puerta (no habían avanzado más de veinte metros) sintió un golpe por detrás y cayó al suelo de boca. Puso las manos y al intentar levantarse se dio cuenta de que no era capaz, tenía a alguien encima. Giró entonces sobre si mismo, desconcertado, tratando de librarse de su captor y se sorprendió al ver que no era más que una niña. La situación era curiosa, ella tenía el semblante sorprendentemente serio, casi enfadado, como si hubiese sido él y no ella quien hubiese estado a punto de matarlo. Entonces esbozó una media sonrisa y alcanzando su maletín dijo:
-¿Eso intentaba ser un placaje?
Ella se le quedó mirando como si no entendiese su idioma y entonces estalló en una sonora carcajada que desconcertó aún más si cabe al chico. La broma no había sido demasiado buena, pensándolo bien ni siquiera pretendía ser una broma…
El relato tiene cuerpo y suena honesto y es lo suficientemente impreciso
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oh ^^ muchas gracias. Igual demasiado honesto en algunos puntos…
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Nunca se es lo suficientemente honesto
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Interesante punto de vista… hay formas y formas
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Yo pierdo las formas
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jajaja ese es el problema de la honestidad absoluta sí
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Es que la gente no quiere en realidad eso de la honestidad. Digan lo que digan, la mayoría prefiere una medio verdad endulzada.
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Medio verdad? A nadie le gustan las medio verdades pero se puede ser honesto sin atacar a nadie
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Lo has probado? (Ser honesto sin que nadie se sienta atacado, digo)
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Trato de hacerlo siempre. Tu no? No te han dado ninguna paliza aún? 😛
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Yo si y la verdad me ha costado ser asqueroso para mucha gente. Se paga el precio. O serán las formas como tú dices. Paliza no me han dado pero es que yo inspiro miedo. ¿Tú qué inspiras?
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Seguramente sean las formas. Casi casi seguro. Yo no se que inspiro, depende de a quién supongo. Espero que miedo no
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Pues mira que soy un tio educado. Hasta para insultar digo «de usted». ¿Y hay algo que te guste inspirar?
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Jajajajaj educado y curioso. Igual el truco está en no insultar siquiera, hay gente que simplemente no merece la pena. Confianza desde luego, se aprende mucho. A ti te gusta inspirar miedo?
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Si no insultamos perdemos calidad humana, te lo digo yo. No me gusta. Pero cuando tienes una personalidad algo inestable (y por tanto impredecible) la gente no confía en ti. Y no es que les des miedo en plan terror, sino miedo en plan que te ven como un raro. ¿Entonces tú eres educado?
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Se te ve muy convencido… más que insultar yo diría criticar. Si insultas para hacer sentir mal a alguien pierdes calidad humana. Si criticas porque algo es injusto y consigues algo de la crítica entonces la ganas. Gritarle verdades a los gilipollas es como darte cabezazos contra una pared, inútil y al final te duele la cabeza. Yo soy educada si, quiero pensar que si. Se estar aunque a veces me vaya un poco de la lengua, como todo el mundo supongo, o igual nos pasa solo a los que hablamos mucho
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Ah la verborrea y la incomodidad ajena están correlacionadas. Creo. No sé. No es convencimiento sólo, es sobre todo experiencia. Lo bueno de esto es que la gente que se te acerca es porque te quiere de verdad. Que tampoco se acerca mucha, pero bueno. Tampoco uno (yo), necesita mucho de eso, de la gente. Así que «educada» y no «educado»… con la Iglesia hemos topao. ¿Eres «sociable»?
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El hablar sin pensar esta correlacionado con la incomodidad en general. Intento corregirlo. Todo el mundo necesita gente cerca, vivimos en sociedad por algo. Y soy… selectiva, dicen que me abro solo con quien conozco y en un principio trato de no ser desagradable con quien no lo merece. Si eso es ser sociable… supongo. Ser educado es una cuestión de sociedad también, es seguir las normas sociales y bastante útil para conocer gente. De todo se aprende no hay que cerrarse
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¿Y el placer de hablar donde se iria? Necesitamos gente cerca pero, hay gente y gente. Yo soy muy agradable, pero a veces me viene por picar un poco. Hay quien me pilla y me sigue el juego y hay quien se enfada. Con los segundos me lo paso bastante bien. Así que es usted sociable. Odio las normas, ya sean sociales o sanitarias o policiales. No rompo muchas, porque te dan muchos palos si lo haces. Quiero decirte, con todo, que respeto a la gente sea sociable o no.
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El placer de hablar reside en expresar tu opinion cuando lo haces. Si no piensas lo que dices que sentido tiene abrir la boca?
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¿Expresas siempre tu opinión?
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Si
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¿Y cuando escribes?
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Depende de lo que esté escribiendo. Si es un relato y me intento poner en la piel de otra persona no. Aunque siempre me acabo identificando un poco
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¿Qué te gusta leer?
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De todo. Soy mas de novelas que de poesia lo de la mentalidad lirica… pf. Articulos de opinion y politica… el interrogatorio es por curiosidad? Tu que lees?
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El interrogatorio es necesario. A veces lo es. Yo no tengo mentalidad lirica, y si me aparece me la extirpo. Yo leo de todo también, pero sobre todo novela y ensayo. Y dentro de la novela soy muy exigente.
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Jajaja te la extirpas? que radical. A mi si que me gustaría tenerla, es como un sentido extra, se nota en las novelas incluso cuando el autor tiene mentalidad lírica, no le quedan forzadas ciertas cosas.
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De todas formas no te parece que ser agradable es una forma de socializar? Yo respeto mucho tambien a aquellos que se cren por encima del bien y del mal pero las normas en ocasiones son útiles e incluso por el bien común. Al fin y al cabo si no beneficiasen a la gente nadie las seguiría
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Cada uno valoramos una cosa. Yo cuando quiero socializar con alguien (para lo cual tiene que interesarme alguien), más que agradable como tal tiendo a ser natural. Yo no me considero por encima del bien y del mal. Son conceptos además que con el paso del tiempo los he relativizado bastante. Creo más que nada en la lucidez o en la vagueza mental. Las normas benefician en cuanto a que crean entre dos o más personas un estado neutral común en el que comunicarse. A veces. Otras veces las normas están creadas para asegurar la primacía de uno sobre otro. Así que las normas no las respeto por ser normas, sino sólo cuando creo necesarias dichas normas. Te estarás pensando que soy un capullo. Posiblemente lo sea.
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¿Y como sabes si te interesa alguien antes incluso de hablar con esa persona? (hablar/socializar). Ah y no creo que seas un capullo, está bien que juzgues las normas, que miedo si todo el mundo las siguiera sin pensar ni valorarlas un poquito al menos moralmente. Lo que no me parece bien es desecharlas solo por ser normas, no siempre tienen que ser «malas» o fruto de la «vagueza mental» como dirías tú relativizando
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Generalmente por algo que dice o hace, o incluso la forma que tiene de no hacer ni decir nada. Son varias cosas bastante irracionales, me guío por el instinto. Me parece que eres una buena chica, en el sentido moralista de la palabra.
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Ya… el instinto. No se, ahora te hablo yo por experiencia, que tampoco es que tenga mucha no nos vamos a engañar pero alguna tengo, la gente normalmente no se muestra como es. Y igual dicen o hacen cosas de las que luego se arrepienten muchísimo . También puede pensarse que esta gente no tiene personalidad y que no vale la pena, que en algunos casos es verdad y entonces tu método funcionaria que te cagas pero claro luego está ese pequeño porcentaje de gente que «sus razones tiene» y nunca se saben estas razones hasta que conoces a la persona. Pero yo tampoco tengo nada claro en este tema así que… no se. Ah y gracias, viniendo de ti debe de ser un cumplido, parece que tienes el listón muy alto y no solo para los libros… 😛
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Já, permítame dudar de que sea un cumplido. Con todo me parece que en lo que me fijo es en cosas raras, como la forma de hablar por ejemplo, o la forma de moverse, no sé, es muy probable que sean tonterías mías. Pero cosas como esas o la forma de coger el cigarrillo o la forma de dejar la jarra de cerveza en la mesa, son las que me llaman la atención o no en una persona. Otras veces no es nada de eso y es más la elección de palabras que alguien usa en una frase. ¿Qué le llama a você la atención?
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Si no lo es debería serlo. Y si que son cosas raras. ¿La forma de coger el cigarrillo? ¿Hay más de una forma? A mi… cómo tratan al resto del mundo, que no vayan de superiores ni aun siéndolo, la forma de saludar… No se, hay gente con ángel y se nota nada más verlos, esa gente llama la atención
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Debería serlo, sí. Quizá lo sea y no nos hayamos dado cuenta. Sí, esas formas, son cosas curiosas, son detalles exquisitos a veces. Yo no tengo angel. ¿Tu tienes?
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Yo creo que tampoco tengo. Pero me gusta tratar con gente que si lo tiene, resultan inspiradores.
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La inspiracion viene y va, va mas que viene
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Acabo de descubrir tu blog y me encanta, de verdad. Enhorabuena. 😊😊
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oh^^ mil gracias! Viniendo de gente que escribe tan fantásticamente bien como tú significa mucho más
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