My funny valentine-Angela McCluskey

My Funny Valentine

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Divertido es una palabra curiosa cuando la pones en contexto.

Él nunca supo bailar y a ella le parecía divertido.

A él le desaparecían las pequitas en invierno y a ella se le tornaba divertido.

Él decía quererla y ella se reía pero eso no era divertido. Era simplemente gracioso, una broma de la que había que reirse para no hacer de ella algo más serio de lo que ya era.

Serio, serio no es lo contrario de divertido pero podría serlo.

La primera vez que ella salió corriendo a él le pareció divertido. Normalmente lo hacen, se asustan y corren. Es instintivo. Esa primera vez fué a clases de baile.

A su vuelta ella lo encontró menos divertido, ya sabía bailar.

Andaban por principios de junio la segunda vez que ella corrió, las pequitas de él apenas se habían asomado a saludar cuando se deberían estar despidiendo.

Esta segunda vez él llamó para encontrarla y ella corrió más rápido, casi a contrarreloj.

A su vuelta él estaba moreno, moreno mas mandarina que UVA, las pequitas no estaban en su sitio y ella pensó que eso era muy poco divertido.

La tercera vez que corrió él no veía nada de divertido en todo aquello. Llamó muchas veces, ella dejaba pistas falsas y corría. Corría de vuelta porque estaba asustada de estar corriendo en cualquier dirección.

Cuando llegó él ya no estaba. Sobre la mesita de ella había una nota que decía: my funny valentine… Su risa se escuchó en la calle, en la calle de al lado, en la ciudad vecina, en el país colindante, todo el mundo reía con ella y nadie la escuchaba. Pero eso tampoco era divertido. Ya nada era divertido, empezando por ella misma.

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